sábado, 29 de marzo de 2008

Utopìa


La flecha de Zenón, 1964, Colección privada de René Magritte
El Ser, tal y como lo describe Parménides, uno, inmutable, eterno, finito, compacto, indivisible, aparece mágicamente en La flecha de Zenón.



Pero volviendo al futuro... Si ahora tuviera que volver a escribir este libro, ofrecería al Salvaje una tercera alternativa. Entre los cuernos utópico y primitivo de este dilema, yacería la posibilidad de la cordura, una posibilidad ya realizada, hasta cierto punto, en una comunidad de desterrados o refugiados del MUNDO FELIZ, que viviría en una especie de Reserva. En esta comunidad, la economía sería descentralista y al estilo de Henry George, y la política kropotkiniana y cooperativista. La ciencia y la tecnología serian empleadas como si, lo mismo que el Sabbath, hubiesen sido creadas para el hombre, y no (como en la actualidad) el hombre debiera adaptarse y esclavizarse a ellas. La religión sería la búsqueda consciente e inteligente del Fin Ultimo del hombre, el conocimiento unitivo del Tao o Logos inmanente, la trascendente Divinidad de Brahma. Y la filosofía de la vida que prevalecería sería una especie de Alto Utilitarismo, en el cual el principio de la Máxima Felicidad seria supeditado al principio del Fin Ultimo, de modo que la primera pregunta a formular y contestar en toda contingencia de la vida sería: ¿Hasta qué punto este pensamiento o esta acción contribuye o se interfiere con el logro, por mi parte y por parte del mayor número posible de otros individuos, del Fin Último del hombre?

Aldous Huxley: Un mundo feliz, prólogo p 12-13 .
Tomado de www.auladefilosofia.com

No hay comentarios: