“Durante el desayuno son frecuentes las ausencias,
y la taza volcada sobre la mesa es una consecuencia bien conocida.
La ausencia dura unos segundos, comienza y termina de improviso.
Los sentidos permanecen despiertos, pero no recibe las impresiones del exterior.
Puesto que el retorno es tan inmediato como la partida, la palabra
y el gesto detenidos se reanudan allí donde fueran interrumpidos.
El tiempo consciente se suelda automáticamente formando una continuidad
sin cortes aparentes
. Las ausencias, denominadas picnolepsia (del griego pycnos, frecuente)
suelen ser muy numerosas, cientos al día, y en general pasan
desapercibidas para quienes nos rodean.
Más para el piconoléptico nada ha sucedido;
el tiempo ausente no ha existido.
Sólo que sin que lo sospeche,
se le escapa en cada crisis una pequeña parte de su duración.”
De este modo comienza el texto Estética de la Desaparición
de Paul Virilo cuya descripción se torna pertinente
para pensar las narrativas en nuestra cultura picnoléptica.
domingo, 13 de julio de 2008
Paul Virilo - Estètica de la Desapariciòn - Cultura Picnolèptica
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