viernes, 1 de agosto de 2008

Pachamama


... pedir lo justo y devolver lo necesario...

En tiempos de los Incas, el centro divino se trasladó al Sol, y el culto a la Pachamama fue oscurecido y desplazado por los nuevos dioses: Inti y Quilla, Viracocha y los Hijos del Sol. La religión antigua, dirigida a la Tierra, sobrevivió en la veneración popular a las huacas, que eran las expresiones locales de lo sagrado. Los incas admitían esta supervivencia, controlada por ellos desde el Cuzco, porque las raíces duales del pensamiento andino admitían siempre la contraparte: lo alto y masculino podía tener su contraparte baja y femenina. La admitían también porque el culto oficial del Sol tenía un sentido elitista. Correspondía propiamente a los hijos de Inti, no a los simples hombres del pueblo.

Con la conquista española, Pizarro mata a Atahualpa (el Sol es derrotado por el Dios de la Biblia), y se produce un curioso fenómeno. Por un lado, Inti es reemplazado con relativa facilidad por el Dios cristiano, que también es varón y tiene su dominio en los cielos. Pero no declinan junto con el Sol las antiguas divinidades locales sino que, por el contrario, ellas recuperan su preeminencia.

Resulta significativo que, salvo algunas excepciones, no haya sido el culto de los incas el que reaparece sino los que tenían vigencia desde antes de la imposición de la supremacía de Inti.

Pero este retorno era solo el anuncio de un cambio aún más profundo y decisivo: el retorno del culto a la Gran Madre. De las profundidades de la más antigua historia americana, reaparece el culto a la Pachamama.

Evocar a la Pachamama es remitirnos a la más antigua religión de estas tierras en una vasta región que trasciende localidades y aún naciones. Ha sido, y en muchos sentidos sigue siendo, una verdadera religión con su conocimiento, fé y culto de lo sagrado, aunque no estén institucionalizados en un dogma ni en una estructura de poder.

Por su naturaleza, la religión de la Pachamama es eminentemente femenina, familiar y popular. Está al alcance de todos y su templo es cada lugar de la Tierra. Es extraña a las jerarquías del incario y sus curacas.

Todos en pie de igualdad participan en su culto, y todas las ofrendas son recibidas. Quizás las personas más apropiadas para coordinar las ceremonias de su culto, según el espíritu de los mitos son las madres ya ancianas, porque saben de parir hijos y de verlos sufrir y morir. Ellas no hacen distinciones entre los hijos buenos y malos, grandes y pequeños.

El término "Pacha", como vocablo de los idiomas de los pueblos andinos, como el qhishwa (quechua) y el aymara, denota la totalidad del tiempo y el espacio universal; expresa y significa la totalidad de la existencia de la vida. Y el término "Mama", denota y significa el sentido de ser Madre. De tal manera, se debe comprender la expresión "Pachamama" como referente a la Madre de toda la existencia vital y universal, expresándose por medio de la Tierra. En la cosmogonía nativa andina, la lluvia es el macho y la Pacha es la hembra, por eso las semillas "prenden" cuando llueve.

El primer día de agosto se celebra la corpachada para la Pachamama, ese dar hospitalidad, ofrecer. Pero la preparación comienza el día anterior con la realización de un amuleto llamado "Llojke" o "Yoqui", el hilado del hilo zurdo (dos hebras de lana blanca y negra hiladas al revés) que le otorga un sentido mágico y propiciatorio. Según la creencia, este amuleto es para evitar el castigo de la Pacha y/o para la protección de enfermedades o males.

Luego se junta la basura que será quemada al amanecer para limpiar la tierra. A medianoche se toma té de ruda y se pone el hilo zurdo cruzado en la muñeca derecha y el tobillo izquierdo, pasándolo antes por un ajo.

Durante la mañana se sahuma (ahumar) toda la casa con chacha, copa, incienso, hierba buena, romero, alucema o yerba quemada con azúcar para purificarla.

La gran ceremonia se prepara para el mediodía. Para esto anticipadamente se elaboraron comidas para ofrendar a la tierra. Se excava un hoyo en algún lugar de la casa ó en el centro del corral o se destapa el del año anterior. Se forma un círculo alrededor y uno a uno van depositando sus hojas de coca, un poco de ulpada, las comidas y los cigarrillos encendidos son clavados en el borde. Entre las voces que se multiplican alrededor de la corpachada de ofrenda a la Pachamama se escucha: “Pachamama, santa tierra no me comas, todavía soy joven y puedo dejar semilla”, “Pachamama, devolvéme el doble de lo que te doy!”, “Pachamama, santa tierra Kusiya, kusiya! Vicuña cuay, Amá mi naicho, Kusiya, kuisya!”. Antiguo verso quechua-castellano, que se traduce literalmente: “Pachamama, santa tierra ¡Haz que nos vaya bien! Danos vicuñas y no nos las mezquines. Danos fortuna y no nos hagas enfermar. ¡Haz que nos vaya bien!”. Finalmente, se tapa el hoyo con una piedra blanca llamada "apacheta" o "mojón", para identificar el lugar el próximo año.

El Consejo de Organizaciones Aborígenes de Jujuy (COAJ), recuperó el relato de Santiago Gutiérrez, un orientador nativo de Humahuaca, quien precisó algunas características del ritual.

Las piedras que se utilizan siempre tienen que ser blancas y su significación es el recuerdo de un anciano o un dirigente destacado que ya murió. Las piedras simbolizan su presencia y luego, son despedidos para que regresen a su dimensión espiritual.

El conjunto de las piedras (apacheta o mojón) en forma de montículo, simbolizan la unión de los tiempos pasados, presentes y futuros.

Los más jóvenes, al participar activamente de la ceremonia y en una situación de alerta permanente a las indicaciones de los mayores, espontaneamente van aprendiendo que lo que hacen en la tierra se proyecta de alguna manera hacia la totalidad del cosmos.

Santiago Gutiérrez en su relato dice que: "todo sirve para pronosticar, especialmente la tira de coca y cómo fuma la tierra los cigarrillos ofrendados".

Si sucediera que en el lugar de la celebración apreciera una víbora o un ratón, es señal de suerte. Nadie mata ni daña a esos animales porque las víboras no pican, por el contrario, los animales son adornados (corpachados) y se los devuelve a su sitio. Si el trato es respetuoso, al año siguiente toda la hacienda se habrá multiplicado y los alimentos serán abundantes.

Fuente:
* Huaman Luis Alberto Reyes - Profesor titular de Filosofía e Investigador en la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Catamarca.
* El Pregón S.S.de Jujuy. Documento recibido de Guillermo Riguera, corresponsal de prensa indígena.


http://www.vpaturismo.com.ar/pachamama.html

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