miércoles, 4 de febrero de 2009

Diarios de Adán y Eva Mark Twain

Tiene mal gusto, y no es amable. 
Cuando fui allí ayer al anochecer había
bajado y estaba tratando de atrapar los pececitos manchados
que juegan
en el estanque,
y tuve que tirarle con los terrones para hacerlo subir al árbol
de nuevo y que los dejara en paz. 
Me pregunto si será para eso para lo que
sirve. 
¿No tiene corazón? ¿No siente compasión por esas criaturas? 
¿Puede ser que haya sido diseñado y construido para una tarea tan indigna?
Tiene toda la apariencia. Uno de los terrones que le arrojé le dio detrás de la oreja, 
y entonces usó el lenguaje. Me dio un escalofrío. 
No comprendí las palabras pero parecían ser expresivas.
Cuando descubrí que podía hablar, s
entí un nuevo interés en eso, porque
me encanta hablar, hablo todo el día, y en sueños también, 
y soy muy amena,
pero si tuviese alguien con quien hablar podría ser el doble de amena,
y nunca pararía, si quisiera. 




Jueves
Mi primera pena.
Ayer me evitó y parecía desear que no le hablase.
No podía creerlo, y pensé que había algún error, porque a mí me
gusta estar con él y escucharlo hablar y si es así, 
¿cómo podría ser que él se mostrase poco amable conmigo
si yo no le había hecho nada? 
Pero, al final, resultó ser así,
y por eso yo me fui a sentar sola al lugar
donde lo vi por primera vez la mañana en que fuimos hechos
y yo no sabía qué era él y me resultaba indiferente;
pero ahora ese era un lugar lúgubre y 
cada pequeña cosa hablaba de él y mi corazón estaba muy lastimado. 
No sabía el por qué conclaridad, porque era un sentimiento nuevo; 
no lo había experimentado antes y era todo un misterio y no podía entenderlo.

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