martes, 16 de febrero de 2010

Tríptico

I
De los hechos

Tejo , destejo preguntas.
Voy , vengo sobre un mar desteñido.
Llevo una flor en el pelo.


II

Plegaria


Prohibido bañarse en una lágrima de agua salada
Ell sol agiliza el libre albedrío de las endorfinas
Y mañana al despertar
intentaré
una plegaria en tu nombre y en el mío
sagrado secreto a voces
incolume aventura desgarrada
en un amanecer sin sospechas.
Que la próxima copa de vino sea nuestra
y no nos quemen los labios as palabras
Que el sexo no esté en liquidación
ni pueda pagarse en doce cuotas sin intereses
Que las mitocondrias olviden el placer de estar vivo
y el gusto, será nuestro
Que la luna nos estruje lugares prohibidos
Que la primavera nos corrompa en cada intersticio
en cada frontera cotidiana.
Que nos devore el sol
a mi primero..
para escribir mil páginas
o tal vez , una menos
Tú , anunciarás en cadena que nos hallamos allí
a orillas del mundo
en la periferia de este suburbio cosmopolita
con la única misión de rescatar algún fuego sagrado
- esto queda bien a los ojos sordos de quienes creen en la ceguera-
Los que sustentan el pensamiento único
los que se psicoanalizan en brazos del demonio
los ciberfantasmas de la aldea global
se morderán los labios
de bronca,m de envidia.
Y tú y yo
sin argumento
libres de caer en la tentación y que nunca nos dejes,
sostendremos el timón del interno 272 de la línea 60.
En una ceremonia erótica
pondré en tus manos
el número y el apellido de un contestador automático
con frías señales para calientes mensajes o viceversa.
Entonces
comenzaré a agitar mis alas
para echar a volar sin paracaídas.
Pero antes,
entonaré mi credo

III

Credo


Señoras & Señores
creo en el poder de esta plegaria
en el fin del principio del siglo
en relojes muertos
en misiles impotentes
en un abecedario henchido de fonemas
que persiguen grafemas y morfemas
recuperados de la dura carga de haber recibido rótulo sobre rótulo
en el tañir de una campana en un atardecer
en los benditos crímenes sin víctimas
en los viajes al lejano país del dolor
del que no se vuelve sino otro
en un estandarte plagado de pétalos nuevos y fragantes
y en el arcano mayor que lee el amor en las líneas de mi mano
y en mis manos
que leen las notas que la vida sopla sobre mi oido.


©Patricia Ce

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